¿Por qué Dwayne «The Rock» Johnson es técnicamente obeso?

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Después del estreno de Fast & Furious 7, los comentarios sobre el sobrepeso de Vin Diesel, no han tardado en llegar y el peso de su coprotagonista, Dwayne Johnson, tampoco queda fuera de la mirada de los amantes de la industria cinematográfica.

Según los estándares del gobierno de los Estados Unidos, Johnson tiene un índice de masa corporal, o IMC de 34,3. Es decir que, para los niveles considerados por las mediciones gubernamentales, “The Rock” es obeso. Diesel se encuentra en 27,1, también por fuera del peso recomendado.

¿Por qué se habla tanto del IMC?

Johnson y Diesel no son los primeros en quienes se piensa al reflexionar sobre la problemática de la obesidad en Estados Unidos. El IMC es una herramienta que se utiliza para medir la proporción entre el peso y la altura de una persona y así delimitar la aptitud o los riesgos de acuerdo a la salud de cada individuo.

Regularmente, es posible encontrar noticias sobre el uso y las modificaciones respecto a esta herramienta. Las regulaciones respecto al modelaje y a los números de IMC permitidos, o el impacto en instituciones educativas, informando sobre la obesidad en los niños, resulta una problemática para evaluar y debatir.

Lo más grave del uso de este mecanismo de evaluación no es la medición de grasa en el organismo, de acuerdo a los parámetros corporales, sino la posibilidad de llevar ese número a una comparación. Existen sitios que no sólo permiten al usuario calcular su IMC, sino compararlo con grandes celebridades como Matt Damon o Leonardo DiCaprio.

¿Cómo nace el índice de masa corporal?

El índice de masa corporal fue pensado y descubierto por un matemático belga llamado Adolphe Quetelet en 1832, quien observó en los humanos un aumento promedio de peso, exceptuando los grandes crecimientos como la infancia y adolescencia.

De todas maneras, Quetelet no tenía como propósito estudiar la obesidad por lo que este enfoque tuvo que esperar al siglo XX. La empresa MetLife publicó su primer conjunto de tablas de peso de acuerdo a la talla en 1942, y fueron actualizadas en 1959. Veinte años después comenzaron a ser utilizadas por el gobierno.

Por desgracia, en el año 2000, los Centros para el Control de Enfermedades establecieron una sola definición de peso saludable para todos los adultos, independientemente de su sexo, edad, tipo de cuerpo, o la etnia.

El principal problema en la utilización del IMC como patrón de salud, es la incapacidad del sistema de diferenciar no sólo las variedades étnicas y corporales sino también su imposibilidad de distinguir entre diferentes tipos de grasa y tejido magro.

Además, la acumulación de grasa cerca de los órganos o la que se produce en zonas como la cadera o los muslos, presentan una gravedad y un tratamiento diferentes.

En la actualidad si un IMC es inferior a 18.5 o superior a 24.9, cualquier médico dirá que padeces sobrepeso. Una media por sobre los 30, ya es considerada obesidad y por encima de 40 se habla de obesidad extrema.

El músculo es la clave

Mantener una masa muscular tonificada, menos grasa y tejidos más delgados es posible realizando suficiente ejercicio para quemar más calorías. Esto permite que aquellos que tomen más en serio su entrenamiento estén más cerca de una vida saludable y libre de enfermedades.

La mayoría de los estadounidenses no priorizan el ejercicio y la actividad física, por lo que el IMC como estándar para medir el riesgo de su salud, no les ayuda en gran medida.

El IMC mide de manera generalizada, pero elude muchas características que hacen al peso de una persona y, lo que es más importante, a su salud. Así como el sistema y sus niveles, consideran a un actor atleta como obeso, también lleva a que muchas personas sedentarias y mal alimentadas, sean consideradas saludables o dentro de los niveles normales.

Este análisis ayuda a repensar los valores establecidos y a evaluar la modalidad individual de esfuerzo y control. Si bien existen ciertos parámetros generales, cada organismo está formado por particularidades que lo conforman y le permiten reaccionar a entrenamientos o distintos modos de alimentación de formas diferentes.

Lo importante es mantener constantemente un seguimiento de la ingesta de nutrientes, realizar siempre actividad física para quemar las calorías sobrantes y ayudar a los músculos a tonificarse y consultar con especialistas en caso de ser necesario.