3 cambios en el desayuno para empezar a perder peso

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A pesar de comer (lo que uno crees que es) un desayuno saludable cada día, los kilos no disminuyen. Pero, ¿por qué no? Al fin y al cabo, todos los expertos dicen que el desayuno es la clave para aumentar el ritmo del metabolismo, ¿no? Seguro que no te das cuenta de los tres errores que estás cometiendo que, cuando los rectifiques, verás la diferencia en tu cuerpo.

Bye-Bye a la Granola

Nuestro desayuno desde que empezamos a ir a la escuela hasta la universidad son los cereales. Y aunque sean dulces, deliciosos y fáciles de preparar, son el peor desayuno que puedes escoger. Están llenos de azúcares y no contienen ni mucha fibra ni proteínas. Incluso yendo a los más sanos, como los copos de avena, los cereales son cereales y no son nuestra mejor opción del menú.
Empieza a centrarte en conseguir de 13 a 20 gramos de proteína, al menos 6 gramos de fibra y 10-15 gramos de grasas saludables. Así que aparta las cajas de cereales de tus armarios y empieza a beber smoothies. Y si algún día echas en falta tus cereales, prueba con la avena.

¿Qué hora es?

No se si habrás escuchado alguna vez lo de: «El desayuno es la comida más importante del día, no te la puedes saltar nunca». Y como no, tu has seguido la regla a rajatabla. Comías media hora después de levantarte, aunque fueran las 7:30 de la mañana y no tuvieras hambre (el 99% de las veces). Seguro que esto te despertaba el hambre después y tenías que volver a desayunar porque estabas muriendo de hambre, y esto significa…¡El doble de calorías! Normal que no estés adelgazando.
Ahora cuando te levantes, sal a hacer ejercicio e intenta desayunar a las 9 o 10. Tienes que acostumbrar a tu cuerpo a comer cuando tengas hambre, no cuando el reloj te diga que es hora de comer.

Las cucharas no son sólo para cocinar

¿Otro gran error? Nunca mides nada. Cuando comes cereales, te riñes a coger un bol y llenarlo hasta donde te apetece – normalmente con más cantidad de la que deberías. Y además tenemos ese día en el que le añadimos de todo al bol de cereales: pasas, nueces, arándanos o plátano, y esto junto a la leche hace que nuestro desayuno tenga más de 600 kcal. Pero ojo, lo mismo pasa con la avena, los yogures con cereales y fruta, las tostadas o los smoothies.
Así que, saca tus tazas y cucharas, y empieza a medirlo todo asegurándote de que tu desayuno no supere las 400 kcal. Hazlo hasta que tengas las medidas tomadas y estés seguro de que no vas a cometer estos 3 errores.